Había una vez, un señor que vivía en el medio del campo y todas las noches le tocaban la puerta, pero él no atendía, hasta que un día atendió y dijo:
¿Quién es?
Una voz temerosa le contestó:
La mano sangrienta, la mano sangrienta.
Él le respondió:
¿Qué quiere?
A lo que la voz del otro lado le dijo:
Una curita.
¿Quién es?
Una voz temerosa le contestó:
La mano sangrienta, la mano sangrienta.
Él le respondió:
¿Qué quiere?
A lo que la voz del otro lado le dijo:
Una curita.